domingo, 28 de noviembre de 2010

Conducir con una casa rodane o remolque



Conducir con un remolque implica variaciones del peso y dimensiones de nuestro vehículo, lo cual influye en maniobras tales como el giro o el adelantamiento y en la realización de la marcha atrás.
A continuación le brindamos ciertas pautas, algunas de ellas muy simples, para poder evitar algún posible contratiempo si conduce con un remolque, casa rodante o trailer.

• El vehículo deberá tener suficiente capacidad de arrastre. Como primera aproximación se debe estimar que un vehículo puede arrastrar a un remolque que pese hasta la mitad del peso del primero, incluyendo los pasajeros y carga del baúl.
• Comprobar la presión de los neumáticos del vehículo que remolca de acuerdo a las condiciones de carga y a las indicaciones del fabricante; y verificar que el enganche cumpla con lo requerido por la legislación vigente.
• Según la ley de tránsito, la distancia de seguimiento entre vehículos debe ser de por lo menos 2 segundos. En el caso de que se remolque un trailer o casa rodante, dicha distancia no debe ser inferior a 4 segundos, debiéndosele adicionar un segundo por cada tres metros del largo del vehículo remolcado. Esto es para compensar la mayor distancia de frenado que necesita un vehículo con acoplado.
• Mantener el vehículo bien ceñido a la derecha, para facilitar las maniobras de adelantamiento de los otros vehículos.
• Tenga presente que no está permitido transportar más de un trailer o casa rodante por vez.
• No debe olvidarse que los límites de velocidad varían cuando se circula con remolque.
• Estar preparado ante posibles adelantamientos de camiones u ómnibus, porque la turbulencia del aire provocada por su paso puede desestabilizar al conjunto.
• Se recomienda no cambiar de carril innecesariamente. En caso de tener que hacerlo, avisar anticipadamente la maniobra con señales, observando constantemente el tránsito a través de los espejos retrovisores.
• Al adelantarse, recordar la longitud y peso del tren que conducimos. Retomar el carril luego de completar la maniobra, asegurándose de que no hay peligro alguno.
• Recordar que las ruedas de la unidad remolcada no siguen la trayectoria del automotor, es por ello que al tomar una curva debe aumentarse el radio de giro a fin de evitar que las ruedas del remolque salgan del camino.
• Evitar, en lo posible los retrocesos, ya que es una maniobra difícil. Debe tenerse en cuenta que cuando se gire el volante a la derecha, el remolque se desplazará hacia la izquierda y viceversa. Para determinadas maniobras es prudente requerir ayuda externa para controlarla, ayuda a la que los mismos profesionales suelen acudir .

domingo, 21 de noviembre de 2010

accidente de trafico







Accidente de tráfico
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Lo correcto es corregir la denominación accidente de tránsito por colisión de tránsito, lo primero lleva a pensar erradamente en una ausencia de responsabilidad, cuando esto es en la mayoría de los casos todo lo contrario.

Accidente en una calle de Copenhague.

Accidente en Andalucía.

Coche volcado por un accidente, en Andalucía.

Un accidente de coche en Italia, entre una persona (maniquí) y un Fiat Uno.
Accidente de tránsito, accidente automovilístico o siniestro de tráfico es el perjuicio ocasionado a una persona o bien material, en un determinado trayecto de movilización o transporte, debido (mayoritariamente) a la acción riesgosa, negligente o irresponsable, de un conductor, pasajero o peatón; como también a fallos mecánicos repentinos, errores de transporte de carga, condiciones ambientales desfavorables y cruce de animales durante el tráfico.
Sólo puede hablarse de "accidente involuntario" cuando nos referimos a la parte pasiva de la acción. Es decir, a quien se involucra en un accidente de tránsito sin poder soslayarlo. Porque, salvo la intervención de la naturaleza, gran parte de los accidentes son predecibles y evitables.
Un porcentaje menor de ellos se debe a fallas de fabricación de vehículos, lo cual no excluye atribuirles un "error humano consciente". Posteriores investigaciones de estos "incidentes" han corroborado esta afirmación.
Otro factor que no siempre se menciona es la deficiencia en la estructura de tránsito, como errores de señal éticas y de ingeniería de caminos y carreteras.
Los accidentes de tráfico tienen diferentes escalas de gravedad, el más grave se considera aquel del que resultan víctimas mortales, bajando la escala de gravedad cuando hay heridos graves, heridos leves, y el que origina daños materiales a los vehículos afectados.
Siempre hay una causa desencadenante que produce un accidente, que se puede agravar de forma considerable si por él resultan afectadas otras personas, además de la persona que lo desencadena.
Asimismo, un accidente puede verse agravado si no se ha hecho uso adecuado de los medios preventivos que no lo evitan pero reducirían su gravedad. Por ejemplo, no llevar ajustado el cinturón de seguridad o no llevar puesto el casco si se conduce una motocicleta.
Los accidentes de tráfico suelen ocurrir principalmente por los siguientes factores:
Factor humano: Los factores humanos son la causa del mayor porcentaje de accidentes de tránsito. Pueden convertirse en agravantes a la culpabilidad del conductor causante, dependiendo de la legislación de tránsito o relacionada de cada país.
Conducir bajo los efectos del alcohol (mayor causalidad de accidentes), medicinas y estupefacientes.
Realizar maniobras imprudentes y de omisión por parte del conductor:
Efectuar adelantamientos en lugares prohibidos (Choque frontal muy grave).
Atravesar un semáforo en rojo, desobedecer las señales de tránsito.
Circular por el carril contrario (en una curva o en un cambio de rasante).
Conducir a exceso de velocidad (produciendo vuelcos, salida del automóvil de la carretera, derrapes).
Usar inadecuadamente las luces del vehículo, especialmente en la noche.
Salud física y mental del conductor o peatón no aptas. (Ceguera, daltonismo, sordera, etc.).
Peatones que cruzan por lugares inadecuados, juegan en carreteras, lanzan objetos resbaladizos al carril de circulación (aceites, piedras).
Factor mecánico:
Vehículo en condiciones no adecuadas para su operación (sistemas averiados de frenos, dirección o suspensión).
Mantenimiento inadecuado del vehículo.
Factor climatológico y otros:
Niebla, humedad, derrumbes, zonas inestables, hundimientos.
Semáforo que funciona incorrectamente.
Contenido[ocultar]
1 Consejos prácticos de Seguridad Vial
2 Medidas adoptadas en España
3 Véase también
4 Enlaces externos
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[editar] Consejos prácticos de Seguridad Vial

Parada obligatoria.

Curvas peligrosas.

Velocidad máxima permitida.

Señales de prohibición.
Hay que tener en cuenta que cuando conducimos un vehículo hay que procurar poder ver bien a los vehículos que vienen de frente, a los que pueden salir por una bocacalle o cruce de carretera o a los que pueden venir detrás e intentan adelantarnos. Para eso hay que estar seguro de que nuestra visión es buena, y si no llevar puesta las gafas o lentes necesarios. Llevar bien reglados los espejos retrovisores. También es necesario que los demás conductores nos vean y sobre todo que puedan percibir bien nuestras maniobras, por lo que tienen que estar a punto siempre las luces e instrumentos de maniobra ( frenos, intermitentes, alumbrado, limpiaparabrisas, etc.).
Cabe citar la necesidad de tener siempre el vehículo en perfectas condiciones de funcionamiento, es menos importante que tenga un rasguño o una pequeña abolladura por ejemplo, lo importante es que frene bien, que se agarre bien a la carretera que la suspensión funcione y que el motor no falle. Para eso nunca se debe dejar pasar las revisiones de puesta a punto cada vez que le corresponda aunque sea un vehículo viejo.
Un vehículo motorizado es una máquina bastante sofisticada, que exige conducirla con toda la concentración posible. Para nada es un juguete con el que podamos hacer lo que queramos. Tampoco nos podemos sentir en ningún momento un piloto de carreras o utilizar como un posible vehículo de competición. Los corredores de motos y carros de competición lo hacen en circuitos cerrados y en unas condiciones de seguridad que para nada tienen los vehículos normales.
Actualmente las altas velocidades alcanzadas por los vehículos, el enorme incremento que ha tenido el tráfico vehicular y la imprudencia de los conductores hace que los accidentes de tráfico sean algo frecuente.
Las colisiones pueden ser entre dos o más vehículos o entre un vehículo y algún objeto de dimensiones considerables.
Estos accidentes son muy variados y pueden llegar a ser mortales, la tarea de los bomberos es ayudar a las personas que han sufrido lesiones durante algún accidente, así mismo "extraen" (la tarea de liberar al accidentado recibe el nombre de extracción). Para eso, los Grupos de Rescate disponen de elementos especializados, incluyendo poderosas herramientas hidráulicas, que pueden cortar los metales de los vehículos y separarlos en pocos momentos) a las personas que pudieran haber quedado atrapadas dentro de algún vehículo.
Es indispensable, que los vehículos de rescate: policía, bomberos, ambulancias, grúas, Defensa Civil, posean iluminación extraordinaria de posicionamiento (preferentemente del tipo "flash") para resistir el oscurecimiento e invisibilización en condiciones de "bancos de niebla" + "humo" + nocturnidad. Es otra catástrofe más, cuando acercados los vehículos de rescate en los primeros minutos de un siniestro en cadena, por ejemplo, en una autopista, y ser siniestrados por conductores despistados.
La legislación nacional de tránsito, debe imponer nuevas metodologías de prevención:
mejora de la iluminación activa y pasiva trasera y lateral de vehículos pesados: transportes, ómnibus
prohibición absoluta de la coloración o decoración de vehículos que perfeccionan el "camuflaje de niebla". Hay colores absolutamente prohibidos en regiones de bancos de niebla: gamas desde el blanco absoluto al negro absoluto y toda la secuencia de grisáceos, etc.
obligación de instalar iluminación activa y pasiva (cintas reflectantes) trasera, lateral y delantera de vehículos pesados (incluido el transporte de pasajeros) apta para niebla.

viernes, 12 de noviembre de 2010

L a luz del freno, ¿delantera?


Al parecer, lo de la luz de freno delantera es una idea recurrente en esto de la seguridad vial. Al menos, yo me he encontrado en varias ocasiones en debates sobre el tema. Por ejemplo, recuerdo que el sexto editor en la sombra de Circula seguro, el doctor Pep Serra, abogaba en favor de su introducción en un foro.
Antes de empezar, decir que yo, personalmente, no estoy muy seguro que introducir una luz delantera de freno sea una buena idea. Incluso puede que sea mala idea. Pero intentaré reproducir de la forma más imparcial posible los argumentos que esgrimen los promotores de la luz de freno delantera.
En sí, el concepto es muy simple. Se basa en la observación que las luces de freno traseras son muy útiles para saber que un coche está reduciendo su marcha, ayudando a quienes lo siguen a evitar colisionar por alcance.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

los problemas que tiene todo conductor a la hora de conducir






Lluvia:
Los dos grandes peligros de la lluvia son la falta de visibilidad y la pérdida de adherencia. El agua caída mezclada con el barro, los restos de neumáticos y de grasa, forma una película que la rueda puede no romper y sobre la que el deslizamiento es más probable. Es necesario, para evitar que ocurra esta situación, que el dibujo de las ruedas supere los 1,6 milímetros de profundidad. Si el neumático, en lugar de tocar el asfalto, patina sobre una película de agua, se produce el aquaplaning, y el conductor pierde el control de la dirección. Si ocurre, debe soltarse el pedal del acelerador suavemente para disminuir la velocidad de la rueda. No debe utilizarse el freno, se perdería maniobrabilidad durante instantes vitales para evitar el accidente.
La disminución de adherencia también aumenta la distancia de frenado, por lo que, en días de lluvia debemos aumentar la distancia de seguridad con respecto al coche que nos precede. Es conveniente, con lluvia, circular con la luz baja, para avisar de nuestra presencia. Si se inunda la ruta, circular por la zona más alta de la calzada, que en las curvas suele ser la parte exterior y en las rectas, el centro. Lo haremos con la marcha más corta y evitando producir olas.
Nieve: cadenas a cuestas.
Es recomendable tener a mano las cadenas, ya que favorecen y potencian la adherencia de los neumáticos en caso de nieve. También conviene utilizar lentes de sol para evitar el reflejo de la nieve en días soleados, y emplear luces bajas tanto de día como de noche; asimismo, evitar en lo posible el uso del freno cuando hay nieve en la calzada, aunque se disponga de ABS, y procuraremos no acelerar bruscamente.
Normalmente, debajo de la nieve hay placas de hielo. Si se tiene que iniciar la marcha después de una parada sobre nieve, se meterá segunda velocidad acelerando suavemente y soltando el embrague con lentitud. Si el vehículo patina, se intentará salir marcha atrás.
Hielo: el gran enemigo del conductor.
Cuando nuestro vehículo sufre deslizamiento sobre calzadas heladas difícilmente controlaremos su trayectoria. El hielo es traidor, no avisa, y nos encontraremos encima de él con nuestro vehículo cuando menos lo esperamos. Por esto, hay que estar atento a las señales que nos hace el entorno: la circulación de otros vehículos, el reflejo del sol en la capa de hielo, los lugares fríos y sombríos son más proclives a tener hielo, nos fijaremos en la orientación del trazado.
Ante la presencia de hielo, lo más prudente es mantener una velocidad lenta y evitar cambios bruscos de aceleración ni dirección, además de emplear el freno lo menos posible. Si nos deslizamos, procuraremos desbloquear las ruedas y mantener la dirección firme a la espera de que el vehículo vuelva a adherirse a la carretera.
Niebla: ver y ser visto.
Cuando la niebla se ciñe al asfalto sólo hay un aliado para el conductor: las luces. No sólo para ver sino también para ser vistos. Es conveniente (si se cuenta con ellas) utilizar las luces antiniebla, que mejoran un poco la penetración de la luz a través de la niebla. Si se tiene que parar por cualquier razón, debe indicarse frenando de manera reiterada, para que se vea bien la luz, y avise a quienes vienen detrás. En esta época, es normal que se empañen los cristales. Para mitigar este pernicioso efecto, que disminuye mucho la visibilidad del conductor, dirigiremos los chorros de aire de la ventilación hacia el parabrisas y encenderemos la luneta térmica trasera, si nuestro coche la tiene. Y, en su caso, utilizaremos el aire acondicionado para desempañar los cristales, ya que es el método más rápido para lograr una perfecta visibilidad.
Frío extremos: batería y anticongelante.
La humedad y los fríos extremos son grandes enemigos de las baterías. Para evitar que se descarguen, hay que comprobar que el nivel del líquido esté un centímetro por encima de las placas o de la señal recomendada por el fabricante. Si hay que rellenarlo, se hará con agua destilada. Mantendremos limpios y protegidos los bornes con una capa de vaselina o grasa para evitar que se sulfaten. No se debe apoyar elementos metálicos sobre la batería, y se limpiarán con frecuencia los orificios de los tapones. No olvidemos, por otra parte, que no debe fumarse cuando se realice el mantenimiento de la batería. Un elemento clave para conservar el motor en época invernal es el anticongelante.
Para comprobar su nivel, el motor deberá estar en frío. Los radiadores de aluminio deben rellenarse con un anticongelante específico. Para comprobar la eficacia del anticongelante lo mejor es meter una muestra en la nevera.
La luz, imprescindible en invierno.
Compruébese el funcionamiento de las luces de ruta, cruce, posición, indicadores de dirección, luces de freno y antinieblas. No estaría de más que se limpiaran los cristales y tulipas de estos elementos, ya que la suciedad disminuye la luminosidad. Comprobar y regular la altura del haz de luz también es positivo.