sábado, 21 de agosto de 2010

aspectos psicopedagogicos asociados a la educacion vial

Para transitar un niño solo por la ciudad requiere de la maduración de su sistema nervioso. La percepción debe formarse y entrenarse, para aprender a calcular las velocidades de los autos, las distancias y los lugares más seguros para poder cruzar. La educación vial implica la comprensión de símbolos y la traducción de éstos en hechos y acciones, por lo que su aprendizaje debe hacerse en forma gradual y conforme el pequeño sea capaz de integrar símbolo y significado con la acción correspondiente.
Conocer las distintas señales de transito e identificar cuáles son restrictivas, preventivas e informativas ayudan a discriminar figuras y colores, recordando los símbolos y sus significados.
Conocer un reglamento y cumplirlo es un aprendizaje que requiere de una actitud y una disposición amigable, que debe transmitirse a los niños junto con las reglas.
La educación vial no es un aprendizaje sin sentido; no se trata de cumplir por cumplir las reglas, sino que tienen un porqué y un para qué. El niño debe comprenderlo y asimilarlo para darle un sentido al deber de obedecerlas.
Las reglas de tránsito promueven la convivencia y el respeto por los derechos de los demás.
El conocimiento de las reglas trae implícita la recompensa de acceder a un lenguaje y a un comportamiento adulto.
La educación vial tiene aspectos lúdicos y puede ser una actividad muy completa para los niños en edad preescolar: ellos disfrutan haciendo sus semáforos, dibujando y creando sus propias señales, representando a un agente de tránsito y a los peatones, mientras otros usan sus triciclos y bicicletas y corrigen entre ellos mismos a los que no cumplen las normas.

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